viernes, 15 de junio de 2007

¡ Esta Maldita Tesis...!

Antiguos espíritus del mal, transformen este cuerpo decadente en ¡¡MUNRA!! ¡¡EL INMORTAAAAAL!!
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Hay una etapa de la vida en que uno quisiera que un conjuro parecido transformara nuestro cuerpo decadente en el ser poderoso que solíamos ser. Esa etapa es conocida como Tesis, trabajo de grado, monografía, preparatorios o afines.


Estar en Tesis, ver tesis, hacer la tesis o trabajar en la tesis significa algo así como haber sido diagnosticado de una terrible enfermedad cuyo tratamiento, dependiendo del paciente, puede incluir no beba, no fume, no tenga relaciones sexuales, no duerma, coma a deshoras, no haga deporte, no tenga amigos, no tenga novia, no se divierta, no se entere de lo que pasa en el mundo, no vea más allá de sus narices en otra dirección que no sea la tesis.


Estar en tesis es un estado indefinido: No eres estudiante, pero tampoco profesional, tampoco estás en 10 semestre. Te da lo mismo que sea domingo que miércoles, enero que abril. No tienes vacaciones ni días festivos, puedes pasarte horas hablando de las maravillas de tu tesis y también puedes querer mandarla al carajo tres veces al día, tu vida se vuelve un túnel y varias veces ves la luz al final, pero casi siempre es un tren que viene directo a aplastarte.


A muchos nos aplastó el tren, pero como el tunel no brinda más opciones que salir de él, al final y contra nuestros peores pronósticos, y a veces bastante a destiempo, la acabamos, y es como si nos hubieramos quitado una tactomula de encima, somo si a Sísifo le dijeran: "Fresco Parce, deje esa piedrota ahí y venga descanse".

Después viene el desconsuelo propio de salir del túnel, pues se estuvo tanto tiempo metido en él que ya no se reconoce el mundo exterior y toca aprender un montón de cosas y desaprender otras tantas. Entonces entendemos que la tesis no sirvió para lo que pensamos que servía y que bien hubiera merecido menos esfuerzo del que le invertimos.

Otros tuvimos la (mala) fortuna de tener un largo periodo de tiempo inactivos después de la aprobación. El consuelo es que pudimos dedicarnos con mucho gusto a transformar el cuerpo decadente en el ser poderoso que solíamos.




viernes, 8 de junio de 2007

C A R I N

Mucha suerte tuve en la vida si lo que más me ha gustado hacer lo he podido hacer con derroche, despilfarro y desenfreno, que es reir. Reirme, hacer reir, ver a otros reirse, y reirme con otros de otros. Mucho he reido como para que me compensen las ganas de no hacerlo, y mucho he celebrado. Riendo a carcajadas, a grito entero, con todos los juguetes, con ganas de tener otra boca para reirme mientras me rio con esta.

He tenido mucha suerte. Muchos años mi hermanita los pasó conmigo riéndose, riendo conmigo, riéndose de mí, de las bobadas que yo decía, riéndonos de otros, riéndonos de lo tontos que éramos riendo de todo. Reíamos al planear, reíamos al recordar, hasta quedarnos sin motivos para reir nos causaba risa. Reíamos hasta acabar, y luego volvíamos a comenzar.

Mis ganas de reir un día se fueron a la huelga y todo se desbarató. Fueron los días de arrastrar los pies, parecía que iban a ser muchos, pero por fortuna los días de la risa volvieron, y se están poniendo manos a la obra.

lunes, 4 de junio de 2007

¿Para qué otro blog?

A la risa, que al paso que vamos va a tocar conseguirla en el mercado negro
Dedicatoria de José Luis Coll
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Esta Flor, Crisantemo Albatros, me la regaló Carín en el 2002, cuando mi cabeza (decía ella) se parecía mucho.

Cuando comencé a escribir Alijunakai (El Forastero) tenía muchas cosas para decir, pero tenía la sonrisa arrastrando los pies, al optimismo le había dado dolor de muelas y mi jovialidad se recuperaba de quemaduras de segundo Grado. Mucho he dicho allí, mucho de lo que quería y mucho que me sorprendió escribir. Mi irritabilidad andaba manos a la obra y muchas de las cosas no son las más felices de leer.

Hoy, un ocurro maravilloso ha volteado la torta y las cosas que quiero seguir diciendo no las quiero decir desde El Forastero en Alijunakai. Quiero respetar el perfil de este personaje que me enseñó mucho al verbalizar cosas que tenía adentro. Además, seguirá diciendo más, aunque con menos frecuencia

Hoy quiero decir otro tipo de cosas, para que estén en otro tipo de blog, uno menos huraño, que no tenga la cerca electrificada ni esté rodeado con alambre de púas. Quiero un blog para andar a los brincos y dar medialunas, no para patear piedritas mientras se camina mirando al suelo (que para eso seguirá Alijunakai).

Carín era una carcajadita permanente conmigo, siempre le gustaba hacer reir a su Pauli y verle la cabecita de crisantemo. También se reía de todo lo que yo hacía para hacerla reir. Este será un blog para que la risa se ponga manos a la obra y las ganas de brincar sean tantas que no me dejen respirar, quiero que mi jovialidad se agarre la cabeza a dos manos porque no pueda creer que volvieron los días buenos, los que se celebran al recordarse.

Volvieron, y serán muchos